jueves, 13 de agosto de 2009

HOMENAJE A LA DIGNIDAD

Homenaje a la dignidad




Tal como estaba previsto, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica Política y Social de Chiclana homenajeó a los fusilados y represaliados por el fascismo. En esta ocasión y como novedad, se dispusieron para el conocimiento de los asistentes, las fotografías de los asesinados al pie de la pequeña placa existente, con los nombres de los mismos, en la fosa común del cementerio de S. Juan Bautista de Chiclana, respaldados por las banderas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT-AIT), la tricolor de la República y de la Unión General de Trabajadores (UGT).

Ante una notoria presencia de público, alrededor de unas 250 personas y pese al fuerte calor reinante, comenzó el acto con unas palabras, por parte de miembros de la Asociación en recuerdo a los homenajeados, resaltando el mensaje de que a pesar de que las últimas personas vivas por ley de vida van yéndose, mantienen la esperanza de que las generaciones actuales y venideras continúen con la labor de las Asociaciones repartidas por todo el estado español, que no caiga de nuevo en el olvido aquellos que dieron su vida por sus ideas y por la Libertad. Se hizo también un breve recorrido histórico a través de la lectura de un manifiesto haciendo mención de la idea calculada y premeditada de los verdugos facciosos, a levantarse en armas contra todo un pueblo y sus planes de represión y de exterminio de toda oposición a su nuevo orden.

Intervinieron posteriormente varios familiares, que leyeron poemas compuestos por ellos mismos y se dió lectura de los nombres de los represaliados, que a día de hoy suman la cantidad de 87 personas y de los fusilados que se acerca a la veintena.

A continuación, y espontáneamente, se hizo mención a las madres, compañeras, esposas, hermanas, novias e hijas de los homenajeados, ya que añadido al dolor y sufrimiento por la ejecución o represión hacia sus compañeros, tuvieron que soportar los primeros interrogatorios y torturas, tanto por parte de la soldadesca franquista al entrar en la ciudad como por los falangistas locales, para a través de estos métodos poder localizar a los huidos. Soportaron purgas de aceite de ricino, fueron humilladas y exhibidas ante la plaza de abastos y un público aterrado con cortes de cabellos al cero, obligadas a trabajar trabajar como sirvientas en las casas de los vencedores por miseras monedas o a cambio de tristes mendrugos de pan y sobras de los asesinos, algunas tuvieron que atender a sus compañeros presos y no pocas los perdieron ante el pelotón de ejecución para siempre, sin dejar siquiera una triste tumba donde dejar caer sus lágrimas. Estigmatizadas por todos, aún mantuvieron el heróico esfuerzo de llevar para delante a sus hijos, e incluso de aquellos pequeños que tuvieron el infortunio de perder a madre y padre.

Finalizó el acto con la audición en silencio del poema "Desaparecidos" de Mario Benedetti, y ofrenda floral por parte de todos los asistentes al pie de las fotografías y de la placa.




Asociación por la Recuperación de la M. Histórica Política y Social de Chiclana ( Cádiz )






En el homenaje que realizamos el 20 de julio del año pasado nos comprometimos a repetirlo todos los años y en cumplimiento con dicho compromiso aquí estamos nuevamente, porque todos los actos que hagamos serán pocos para recuperar la memoria de aquellos que lo perdieron todo y fueron olvidados durante décadas, y aún hoy no conocemos con certeza su paradero.
Fueron muchos los que fueron sacados de sus casas o de donde estuviesen escondidos, separados de sus familias, de sus amigos, unos fueron llevados al cementerio y otros a algún lugar oculto, donde fueron ejecutados sin juicio y sin contemplaciones de ninguna clase, sin el más mínimo respeto a vida ni a los derechos más elementales del ser humano, otros fueron encarcelados, torturados y despojados de sus derechos y de sus bienes.
Como todos sabemos, en Chiclana las tropas franquistas llegaron el día 20 de julio de 1936, aquí no hubo resistencia armada, aquí nadie murió en un campo de batalla, aquí no hubo dos bandos enfrentados, aquí no fue necesario pegar un solo tiro para someter a la población bajo la dominación fascista, aquí solo hubo perseguidos y perseguidores, asesinos y asesinados. Cuando llegaron los fascistas comenzó la caza del hombre por el hombre, la sangre salpicó las paredes de los cementerios y de los muros de fusilamientos; la sangre de hombres y mujeres inocentes que no habían hecho daño, ni suponía un peligro para nadie, el único delito que algunos se les podía imputar era: ser de ideas progresistas y soñar con un mundo sin explotación y sin miserias o pertenecer a algún partido de izquierdas o sindicato o simplemente simpatizar con ellos.
Los sublevados llegan a Chiclana, que es considerada por estos como territorio enemigo, y de inmediato comienza una cruel represión con la complicidad y colaboración de sus partidarios de la localidad, terratenientes y falangistas, la violencia que se ejerce, no era necesaria, pues no hubo resistencia ni capacidad para defenderse ante las tropas nacionalistas, lo que se pretendía era instaurar un clima de terror, con la eliminación física del adversario. Poco podían hacer los trabajadores y las autoridades republicanas ante la fuerza destructora y criminal de los fascistas, por lo que la mayoría optó por esconderse. Durante dos semanas la ciudad quedó incomunicada, patrullas militares vigilaban las salidas, pronto comenzó los registros y las detenciones y cuando no localizaban a alguien en su domicilio, detenían a sus mujeres o a sus hijos. En la memoria de algunos chiclaneros quedaron grabados para siempre como algo siniestro algunos nombres de lugares donde se fusilaron a muchos chiclaneros como: El Pino Gordo, El Polvero, El Arroyo del Toro, La Alcantarilla del Águila o este mismo lugar donde estamos ahora, el cementerio de San Juan Bautista donde fueron ejecutados y enterrados muchos chiclaneros y otros detenidos de pueblos cercanos.
Los fascistas en su afán de sembrar el terror actuaron como bestias sanguinarias, pero no vayamos a creer que aquello fue consecuencia de un estado de desorden o descontrol, no, aquello fue la realización de un plan brutal, bien estudiado y llevado a cabo sin ningún tipo de escrúpulos, si no, como podemos describir las declaraciones del general Emilio Mola al comienzo de la sublevación:

“Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo aquel que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado”.

O las declaraciones del general Yagüe a un corresponsal estadounidense tras la matanza de la plaza de toros de Badajoz:

“Naturalmente que los hemos fusilados ¿Pensaban que me llevaría conmigo a 4.000 rojos mientras mi columna avanza luchando contra reloj? ¿Debía dejarlos en libertad a mis espaldas permitiéndoles que hicieran nuevamente de Badajoz una ciudad roja?”

O las terribles palabras del capitán franquista Gonzalo Aguilera en una entrevista concedida al periodista John Whitaker:

“Tenemos que matar; matar y matar. Son como animales (…) Al fin y al cabo, ratas y piojos son: los portadores de la peste. Nuestro programa para regenerar España consiste en eliminar a un tercio de la población masculina. Con eso se limpiará el país y nos desharíamos del proletariado.
A demás también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a ver desempleo en España.

O las declaraciones de Franco quien fuera caudillo de España durante más de 40 años por la fuerza de las armas y de la traición, al corresponsal Jay Allen:
Estoy dispuesto a exterminar, si fuera necesario, a toda esa media España que no está conmigo.

Estas declaraciones ponen de manifiesto sus criminales intenciones que posteriormente quedarían confirmadas por los hechos.
Es necesario que llamemos a las cosas por su nombre y que todos los españoles sepamos la verdad de lo sucedido, sobre todo los más jóvenes, que se sepan quienes fueron las víctimas y quienes fueron sus verdugos, quienes defendieron las libertades y quienes se levantaron contra ellas y contra la legalidad vigente.
La historia y la sociedad española tienen una deuda pendiente con aquellos hombres y mujeres que tanto padecieron. Cuando se instauró nuevamente la democracia en España y podía haberse rescatado su memoria, resulta que primó la necesidad de tener una transición pacífica y una de las condiciones impuesta fue olvidar el pasado y estos hombres y mujeres volvieron a ser víctimas de una nueva injusticia, que fue volver a dejarlos en el olvido, hasta a la actualidad en la que se ha retomado nuevamente este tema y las asociaciones de la memoria histórica se han puesto al frente de esta vieja reivindicación, para acabar de una vez con esta tremenda injusticia, porque el olvido puede llegar ser tan cruel como la propia muerte, porque una sociedad no puede considerarse totalmente democrática si se basa en el silencio y el olvido de su historia, porque la paz no se puede sustentar en el olvido, ni la justicia en la revancha.

Podemos y debemos condenar a los asesinos por sus crímenes, por las atrocidades cometidas, podemos criticar a los gobernantes por no hacer todo lo posible, pero es responsabilidad de todos nosotros luchar por recatar a las víctimas del olvido, por que se haga justicia y esto no significa buscar a los culpables para juzgarlos, que por otra parte la mayoría ya han fallecido, sino de lo que se trata es de rescatar a las víctimas del olvido, que todo el mundo sepamos sus nombres, sus ideas, en una palabra, dignificarlos. Que los familiares tengan derecho a saber donde están sus restos y darles digna sepultura y en los casos que esto no sea posible, al menos que sus nombres consten en algún sitio, en algún monolito o monumento donde se les pueda homenajear y depositar unas flores en su recuerdo.
A algunos esto les puede parecer revanchismo o querer remover el pasado, nada más lejos de la realidad, ellos si que tuvieron cuarenta años de revanchismo, ensalzando a los suyos, a los verdugos, a los héroes de la Cruzada Nacional; pusieron sus nombres y sus signos en las calles, en los edificios, en todas partes, para recordarnos constantemente a todos los españoles que habían vencido, algunos incluso fueron canonizados, elevados a los altares. A los niños en las escuelas se les inculcaban la moral fascista y se les obligaba a cantar sus himnos, y se les sometía constantemente a todo tipo de castigos físicos y sicológicos, a muchas mujeres de los rojos como ellos las llamaban, se les cortaba el pelo, se les daba aceite de ricino y se las exhibía en público para que se mofaran de ellas, aquí en Chiclana se las llevaban a la puerta de la plaza, eso sí que era revanchismo.
La verdad es que el franquismo por mucho que los fascistas lo ensalcen y se vanaglorien de ello, quedará para siempre como la página más amarga y más negra en la historia de España.

La política del miedo fue la estrategia del franquismo para consolidar su poder, un miedo que perdurara más allá de los tiempos, para que la verdad de las atrocidades cometidas nunca se diera a conocer, para borrar de la memoria colectiva cualquier rastro de su existencia, e impedir cualquier oposición a aquel régimen de pánico, que duró más de cuatro décadas, en las que vivimos bajo el temor y la amenaza constante, cuarenta años de ausencia de libertades, de sumisión cruel por el terror.

Ninguna herida puede curar si lo hace en falso, la única forma de cicatrizar las heridas de aquella tragedia es
Que se sepa toda la verdad, y que se le haga justicia a las víctimas, para ello es necesario recuperar su memoria y rendirles el homenaje que se merecen.





Por el clamor de los ausentes, por las lágrimas derramadas, por las esperanzas perdidas, por los sueños rotos, por las familias desgarradas, por las viudas que quedaron desamparadas y fueron cruelmente humilladas, por los hijos que no pudieron volver a ver a sus padres, por las madres que no pudieron volver a abrazar a sus hijos, por las humillaciones recibidas, por el miedo, por ese miedo que calaba hasta los huesos, para quede desterrado para siempre, por las libertades secuestradas, por la dignidad, por todo, no podemos olvidar ni debemos callar.
Hay que recordar, se lo debemos, por ellos, por nosotros mismos, por nuestros hijos, porque ellos heredaran el mundo que nosotros les dejemos, para que ese mundo sea libre y todos podamos expresarnos sin que nadie se tenga que callar por miedo a las represalias, porque un pueblo sin memoria es un pueblo perdido, sin rumbo, sin identidad y sin futuro.
Debemos recordar para que no se repitan los mismos errores, para construir un mundo mejor, basado en la libertad y en respeto mutuo, para el bien, para la justicia, para mantener viva la esperanza y para que no se apague nunca la llama de los sueños.

Chiclana a 26 de julio de 2009



ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA POLÍTICA Y SOCIAL DE CHICLANA

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